Comunidad de la Sagrada Familia en Magdalena
Fundación – Construcción y bendición del establecimiento escolar- Apertura de clases-
Instalación de un Vía crucis –Fiestas diversas
“La Magdalena no fue al principio más que un lugar de cambio de aire para las Hermanas cansadas o enfermas de la Casa principal. El 7 de febrero de 1927, nuestra Reverenda Madre Marie de la Crois vino ella misma a instalar a tres hermanas y a compartir con ellas las privaciones y sacrificios inherentes a toda fundación. Su primer cuidado fue preparar la mejor pieza de la casa para que sirviera de oratorio.
La misa se celebró allí desde el 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y Nuestro Señor compartió nuestro humilde techo para alentar, fortificar y sostener a sus esposas. Nuestra buena Madre volvió a la Casa principal algunas semanas después, quedándonos tres hermanas (dos enfermas). Pero teníamos la felicidad de poseer la santa reserva y un Vía Crucis instalado por un padre Franciscano, antiguo alumno de nuestras hermanas del Callao (Colegio de Chucuito).
Todos los días un padre Salesiano venía a darnos la comunión y una vez a la semana celebraba la misa en nuestro pequeño oratorio. Los domingos íbamos a la parroquia y aprovechábamos de una buena homilía. Los domingos por la tarde teníamos la Bendición con el Santísimo Sacramento, una hermana que sabía música venía de Lima acompañada de dos jóvenes, para cantar, y nos traía algunas provisiones, ya que éramos “una” con la Casa principal. Esto continuó durante tres años.
Nuestra Reverenda Madre obtuvo de la Casa Madre, la autorización de agrandar la casa y construir un colegio; los trabajos comenzaron el 1 de abril de 1929.
El Reverendo Padre Superior de los Salesianos bendijo la primera piedra y puso las medallas de nuestros santos protectores del cielo, como también el acta firmada por el Reverendo Padre y por nuestra Reverenda Madre Superiora. La ceremonia terminó con la bendición del Santísimo.
Los trabajos se hicieron rápido, al fin del año la parte destinada a la comunidad estaba terminada y comenzaron los arreglos, así fue como nuestra buena Madre y las hermanas de la Casa principal pudieron gozar de nuestro buen clima durante algunas semanas de vacaciones.
A las comunidades del distrito (Provincia) que nos han ayudado tan generosamente, les enviamos un caluroso y agradecido ¡gracias!
La bendición del nuevo local y de la capilla tuvo lugar el 23 de febrero de 1930 por Monseñor Gactan Cicognani, Nuncio Apostólico. La campana fue bendita lo mismo que la estatua de Santa Teresita de Lisieux, colocada en el vestíbulo y a la cual su Excelencia concedió 100 días de indulgencias por el rezo de cada Ave María. Después su Eminencia ofreció el santo Sacrificio en el nuevo santuario donde ahora tenemos la misa cada mañana.
Su Eminencia inauguró el refectorio destinado a las futuras alumnas para un modesto desayuno. Considerando enseguida, el conjunto del establecimiento, Monseñor Cicognani le dijo a Nuestra Reverenda Madre principal: “La felicito y veo con agrado que vuestro pensionado está todo con los colores pontificios”. Nuestra buena Madre respondió: “Excelencia no es en vano que yo he ido a Roma”.
Actualmente somos 7 en la comunidad contando a las tres hermanas enfermas que ocupan el pequeño sanatorio, unido al pensionado externado.
¡Cuán agradecidas debemos estar a nuestra Reverenda Madre principal por la maternal solicitud con que ella rodea a sus hijas de la Magdalena!”
En efecto, a pesar de tener el cargo de Superiora de la Casa de Lima, esta buena Madre ha asumido también el cargo de Superiora de nuestra comunidad de la Sagrada Familia, esperando que la Casa Madre designe a la elegida de Dios.¡ Que las bendiciones divinas fecunden un celo tan puro y tan desinteresado!. El inicio de las clases ha sido el 1 de abril de 1930 con unas treinta alumnas; ahora tenemos 48 contando a 12 pequeños.
Para tener frutos toda obra debe estar marcada con el sello de la cruz y la obra de Magdalena no podía ser excepción a esta regla: al día siguiente, 2 de abril una carta de la Casa Madre pedía a nuestra Madre principal el sacrificio de la Hermana Rosa de la Anunciación destinada a Tahití. Esta querida hermana nos dejó el 16 de mayo para embarcarse el 24 en el Callao.
Nuestros corazones y nuestras oraciones la acompañaron en su largo viaje y estaremos siempre unidas en su nueva misión; nuestras hermanas del pequeño sanatorio no olvidarán jamás la incansable abnegación que tuvo con ellas durante tres años seguidos.
Nuestra capilla se ha enriquecido con un lindo “Vía Crucis” que ha ofrecido la madre de una de nuestras jóvenes profesoras peruanas, la señora Fort. La bendición la llevó a cabo un padre Franciscano, antiguo alumno de nuestras hermanas de Barranco.
Entre nuestras fiestas religiosas mencionemos la primera comunión de seis de nuestras alumnas que tuvo lugar el 14 de setiembre de 1930. Un fervoroso retiro permitió al Señor repartir sus gracias a estos jóvenes corazones, primicias de nuestro apostolado en el colegio de Magdalena.
El 8 de diciembre se recibieron tres “Hijas de María y una aspirante. Ellas forman, así lo esperamos, el primer anillo de una larga cadena de Hijas de María de nuestro colegio”.
El primer año escolar ha sido clausurado con una distribución de premios que hemos tratado de hacerla lo más atrayente posible.
Ha sido al aire libre en nuestro espléndido patio de recreo”.